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BIOGRAFIA DE SAN VICENTE DE PAUL

San Vicente de Paúl nació en Dax (Francia), cerca de los Pirineos. Sus padres eran labriegos y pasaban apuros para alimentar a sus seis hijos. Vicente colaboró en la economía familiar, cuidando un pequeño rebaño de ovejas.

Lo pusieron a estudiar con los franciscanos. Un señor de la tierra, al ver sus buenas cualidades, lo tuvo como preceptor de sus hijos y lo mandó a estudiar a Zaragoza y a Toulouse. A los 19 años recibió el sacerdocio.


Yendo en barco de Marsella a Narbona fueron atacados por tres bergantines turcos y tuvieron que rendirse. Los llevaron a Túnez y los expusieron a la venta en la plaza. Los probaron como a los caballos: les miraron los dientes, les hicieron correr y levantar pesos para ver sus fuerzas.


Vicente pasó por varias manos: un pescador, un alquimista y un cristiano renegado al que Vicente volvió al cristianismo. Con él llegó hasta Roma. Entró en contacto con la Curia que le confió un despacho para Enrique IV. Por este motivo llegó Vicente a Paris el 1609.


Buen entrenamiento había tenido para su misión apostólica. Además, su bondad, su inteligencia, su delicadeza, se imponían siempre. "¡Que bueno debe ser Dios, exclamaba Bossuet, cuando ha hecho tan bueno a Vicente de Paúl!” Se pone en contacto con el maestro espiritual Berulle. Desde ahora, muchas personas de la aristocracia se dirigen a él y le ayudarán.


Un día desapareció. Quería una vida más sencilla. La parroquia de Chatillon se transformó. De París le urgían que volviera. No lo consiguieron hasta que la jerarquía se lo mandó. En Chatillon lo lloraron.


En París continúa las prodigiosas obras de caridad que empezó en Chatillon. Organiza cofradías, atiende y defiende a los condenados a las galeras. Conoce su vida lastimosa: expuestos a toda inclemencia, reciben azotes e insultos, sin esperanza alguna. Un día, reemplaza a un pobre remero para conocer así su amarga vida. Recorrió galeras y cárceles. Así consiguió cambiar la legislación y un trato mas humano para ellos.